23 ene 2012

BONA NIT MALPARITS

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En contra de los que muchos puedan pensar, ir a hacer fotos de un concierto es diferente de “ir de concierto”. Ayer nos acercamos hasta el Sant Jordi para sacar guapetón a Gerard Quintana y Cía. porque tras 10 años de separación se reunieron de nuevo. Muchos de nosotros recordamos canciones míticas del grupo y aunque no seamos súper fans nos gusta volver a escuchar sus historias. Pero como he dicho antes, ir a hacer fotos de un concierto por desgracia NO es “ir de concierto”.
Así que habitualmente hacemos (fotos de) las primeras canciones y luego te echan sin contemplaciones (entiéndase hasta del recinto), con lo cual como mucho puedes solo oírles y de lejos.  Y no se te ocurra pedirles quedarte, porque ¡vamos! para eso, en la mayoría de casos, hay que pedir casi una instancia al Papa. Ni aunque sea quedarte en la zona de gradas destinada a la prensa, que es cuando te preguntas ¿Ah, pero yo que soy, piloto? Pero ayer fue diferente. Grata sorpresa fue cuando la chica de producción /prensa /contactoconlosmedios /elcargoquetuvieseexacto nos dijo (y tan normal): “ah, por cierto y luego los que queráis os podéis quedar”. ¿¿Qué?? Dije yo, ¡no me lo puedo creer! Pero si no hemos tenido que suplicar, ni llorar, ni arrastrarnos por el suelo, ¿Qué está pasando? ¡Que hasta nos tratan bien a los fotógrafos!
Así que por una vez y para que no sirva de precedente, no nos vayamos a acostumbrar, mi cámara, yo y los colegas allí presentes pudimos “hacer” el concierto y cuando el trabajo estuvo finalizado “ir de concierto”.

16 ene 2012

CARME TACÓN

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Yo, que siempre llevo bambas (tenis, zapatillas o calzado deportivo); Yo, que siempre ando por los suelos (más bien me acabo arrastrando por ellos); Yo, que siempre visto tejanos (porque en el fondo disimulan más las manchas que deja el asfalto); Yo, que siempre llevo moño (no como el de las yayas me gustaría pensar pero a veces me pregunto por qué me dejo el pelo largo); Yo, que siempre voy con calzado cerrado (por miedo a pisotones y pérdida de zapato);  Yo, que siempre estoy llena de morados (son los gajes del oficio de no mirar a tu alrededor y solo a través de la mirilla); Yo, que siempre llevo muñecas y manos limpias de anillos y joyas (y las que me compro se quedan en el olvido); Yo, que siempre dejo el bolso bonito en casa (porque con la mochila ya tengo más que suficiente); Yo, que en resumen cuando trabajo siempre voy plana de calzado, el ver a una mujer ya sea política (como en este caso), abogada, profesora o dependienta subida a unos tacones me causa admiración.
En el fondo es lo que a mí me gustaría poder hacer, ir bien vestida en lugar de ir tan cómoda (eufemismo de “ir tirada”). El hecho de que se pasen horas de aquí para allá, de pie, de un acto a otro, de un tipo de asfalto a otro, por mucho que digan, aquellas que aseguran: “no, si estos tacones son súper cómodos” mienten. ¡Venga ya! Eso no se lo cree nadie, o tal vez sí: los hombres, que no los llevan. Tacón y comodidad nunca han ido de la mano. Otra cosa es que no quieran decir: “mira, es que voy incómoda pero me da igual porque voy divina”. Eso me parecería mejor porque serían honestas. Pero hay casos en los que por desgracia hay que llevarlos casi por obligación así que ¡bravo Chacón, ole tu tacón!

14 ene 2012

PORTADITA EN EL PUNT AVUI

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Ayer, como los funcionarios de prisiones llevan semanas haciendo, el colectivo de Mossos d’Esquadra también optó por manifestarse de manera un poquito diferente… Como sus manifestaciones en contra de los recortes impuestos por el gobierno paracen que no consiguen el efecto deseado, decidieron quejarse en el interior (en este caso) de la comisaría de Plaza España en Barcelona.
Lo curioso de todo era ver a sus compañeros uniformados y continuando con su trabajo como un día más… En la foto no aparece, pero algún que otro Mosso de uniforme sacó su teléfono móvil para hacer una foto y así tener un recuerdo.

9 ene 2012

¡Sí o sí!

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No sé si os ocurre igual que a mí, pero no soporto cuando al acercarse el cambio de año la gente empieza con aquello de “¿Y qué propósitos tienes tú para este año…?”. Primero: “¿A ti que te importa?” (a no ser que le tenga especial confianza y entonces le suelte un “vaya chorrada que me preguntas”) y segundo: “¿Realmente hay alguien que se proponga un listado de cosa a hacer?”.
Ahora es cuando todos contestáis de manera unánime: “¡¡sííí, Yo sííí!!” y tengo que comerme mis palabras… está bien, quizá hagáis algún pequeño listado pero ¿luego lo conseguís, o intentáis llevarlo a cabo? ¿Y hacéis balance de si lo habéis logrado? Porque entonces ¿de qué sirve proponerse algo si luego no echas la vista atrás…?
Las típicas cosas que esas horribles piezas informativas (no entiendo cómo esa noticia no ha  desaparecido todavía de la escaleta y para siempre) dicen que se proponen algunos es: apuntarse al gimnasio (diferente de IR a él), aprender inglés (sin especificar CUANTO), perder peso (si es que siempre estamos igual con este tema), pasar más tiempo con la familia, tomarse las cosas con más calma (ay, qué ilusos)…
Con todos estos rutinarios objetivos (que si no los conseguisteis el año anterior ni el otro ni el otro, tranquilos, que este año tampoco lo lograréis) lo único que os propongo es que si hay algo que se debe hacer sí o sí (si es que todavía no lo habéis hecho) es visitar este increíble templo, la Sagrada Familia. Con la pasta que os costará la entrada, a parte de admirar este bellezón, para los que hagáis la “lista” también podréis llevar a cabo unas cuantas cositas: practicaréis inglés si queréis ligar con algún turista o persona (solo vosotros seréis de aquí); aguantaréis estoicamente la larguísima cola que da la vuelta a la manzana armados de paciencia porque no os queda otra; perderéis peso de tanto pasear y ejercitaréis vuestro cuello y cabeza al alzar continuamente la vista al techo; adoraréis a vuestros hijos cuando tras dos horas de visita solo pronuncien “¿cuándo nos vamooos?”… así, que ya lo sabéis como anuncia el metro “propera parada: Sagrada Familia”.

4 ene 2012

¡FELIZ 2012!

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Día 1, las 17.51 de la tarde, en un lugar de Tarragona de cuyo nombre no quiero acordarme… un hombre y su caña intentan sonsacar algo al mar para la cena durante el primer atardecer del año que empieza.
Con el contraluz y la distancia no pude llegar a ver si consiguió un pulpo o una merluza… o si volvió con el cubo vacío. Aunque en realidad eso es lo de menos. Hagamos como este hombre: continuar siendo persistentes e intentar capturar todo aquello que deseamos. Solo así podremos obtener la pesca que andábamos buscando. ¡Y hasta aquí mi "briconsejo" para el nuevo año!