24 sept 2012

LA CEBOLLA DE LA DISCORDIA

¡¡Holaa todos!! Os recuerdo que todas las fotografías que cuelgo en un tamaño no tan "enorme" y sin historieta, como ésta de hoy, son las fotografías que anteriormente procedían de la sección "Insta...ntáneas", es decir que están realizadas ÚNICA y exclusivamente con la cámara del móvil y están editadas y retocadas ÚNICA y exclusivamente con el mismo teléfono.

Todavía no he encontrado el modo para que esto se de por entendido a no ser que lo vaya explicando de vez en cuando, sin tener que crear una sección específica como la que antes existía (se aceptan ideas). Y es que blogger no nos deja prácticamente ninguna opción... sin hablar del lío de tipografías y interlineados imposibles de ajustar del mismo modo en todos los posts, y que como véis no he conseguido arreglar jamás... que no se enteren, pero en cuando pueda, ¡me cambio!

A lo que íbamos, con la INSTA...NTÁNEA de hoy empiezo una serie sobre pueblos... pero ¡pueblos de verdad! De esos chiquititos, de los que cuando paseas por su plaza principal las señoras te miran preguntándose "¿y éste, de quien será?" mientras tú sonriente respondes "hola, buenas tardes" sin dejar de sentir aquella presión de sus ojos clavados en ti. De esos que NO son de postal... porque un pueblo de postal es un pueblo moníííísimo pero que acaba siendo más de los visitantes que de los lugareños... Pueblos, que en invierno se quedan con cincuenta habitantes si contamos a perros y gatos... Pueblos, que en definitiva están un "poquito" (siendo benévola) abandonados en todos los sentidos pero cuyos residentes sienten el mayor orgullo, mayor que cualquier ciudadano de la más grande urbe del mundo.

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