Esta diada de Sant Jordi ha sido
bastante movida de trabajo como (por suerte) suele ser últimamente. Cada año
cuesta dar con una buena foto que ilustre el día en sí. Algo que aglutine la
rosa, los libros, el amor, el bullicio (o más bien todo a la vez) intentando
evitar lo que ya hiciste el año anterior o lo que en general hicimos los
fotógrafos los años anteriores. Entre compañeros cuando nos encontramos ese día
rambleando comentamos el típico “sí, ahora voy a hacer la típica foto desde las
ramblas…” y en ese momento todos sabemos de qué foto estamos hablando.
Seguramente a vosotros también os será conocida esa machacada imagen… ¿Os suena
una pareja (habitualmente heterosexual y bastante joven) la chica rosa en mano,
el chico con mirada tierna, entre una multitud de gente desenfocada en mitad de
las ramblas? ¡Bingo! ¡Sí, la habéis visto más de una vez! y no, no son la misma
pareja del año anterior (probablemente ya hayan roto). Yo, desde hace un par de
años he decidido prescindir de hacer esa foto desde ese mítico punto elevado.
Sé que pensaréis que las fotos de este post tampoco distan mucho, ya que son
del mismo estilo romanticón… pero al menos no son desde el mismo punto ni
encuadre. Desde aquí reivindico mi peculiar batalla para que ninguno volvamos a
hacer más fotos desde ese punto para renovar un poco la imagen de este día (¡o
al menos dejemos pasar algunos años!).
Aún así lo peor es que muchas de
esas fotos acaban siendo montadas. Tienes una idea, te imaginas a la perfección
la escena y aguardas allí subida de pie… cinco minutos… diez… quince… “me tengo
que ir a una firma de un autor…” veinte… “estoy empezando a llegar tarde…”, …, “¡hasta
aquí!”. Es entonces cuando decides que vas a ayudar a crear la situación y
acabas pidiéndole a alguna pareja enrollada que se enrolle un poco contigo. Siempre
nuestro peor enemigo es el tiempo, y si pudiésemos disponer de todo el tiempo
que quisiésemos no nos decantaríamos por esa opción. Así que aunque el
resultado sea el mismo (porque el lector no sabe si esa foto ha sido preparada
o no) yo particularmente me siento menos tramposa (aunque sea difícil de
comprender no tratándose de un juego) y tal vez más orgullosa de conseguir algo
sin tenerlo que haber preparado previamente, es decir: encontrándotelo.
Y cosas de la vida a veces puedes
pasarte dos horas “haciendo ambiente” (aunque no recuerdo la última vez de eso
ya que en ese tiempo habitualmente has tenido que pasearte por cinco stands de
escritores diferentes) y otras veces tienes pocos minutos o lo que es lo mismo
aprovechar que vas de aquí para allá para cazar al vuelo lo que puedas. Este
año ha sido el que menos tiempo he dispuesto para dedicarme y concentrarme a
hacer esas fotos bonitas que se esperan del día y que son tan agradecidas, pero
¡voilà!, al menos para mi gusto ha sido uno de los años con mejor resultado. ¡De
hecho, entre una foto y otra hay cuatro minutos de diferencia! Y efectivamente
fue saliendo de un acto en dirección veloz hacia otro… pero a veces la suerte
está de nuestra parte.