A pesar del continuo ajetreo que se vive en el backstage de una pasarela, de vez en cuando hay huecos para el aburrimiento… Si los maquilladores y peluqueros han hecho su trabajo a la perfección y todo ha ido rodado, las modelos se ven obligadas a matar el tiempo mientras esperan y esperan el momento del desfile. Pero a veces el aburrimiento también es causado por todo lo contrario, una mala coordinación que hace que las chicas deban esperar su turno entre pufs y sillas de madera.
Y hablo de “las” modelos porque curiosamente los chicos optan por otros métodos de entretenimiento más simples como estar de cháchara con sus otros guapos compañeros o mirar su reflejo en el espejo. Pocos modelos son los que juegan con sus smartphones mientras les intoxican con laca. En cambio, la mayoría de ellas necesita estar ocupada en algo y esa cháchara es mucho más selectiva. No hablan con cualquiera de su alrededor sino que a través de sus aparatitos tecnológicos van comunicándose como sus compañeros pero con personas que seguramente están a miles de kilómetros. Claro, luego se dan situaciones como la de la última foto, cuatro personas en menos de 4m² y ninguna se dirige la palabra. Desgraciadamente esta situación es cada vez más habitual y no solo entre bastidores…
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